VIVAMOS A PLENITUD.
VIVAMOS A PLENITUD.
Observando fotografías en el álbum digital, coloqué el foco de atención sobre una muy en particular, donde pude escuchar el sonido de mi sonrisa ante el salto en el agua de uno de mis tres nietos, para reunirse con sus primos.
Sentí que salpicaba mis ropas, el sol ennegrecía mi piel, el calor abrumador rociaba mi cuerpo con grandes gotas, sus voces resonaban en mis oídos, y el grito ensordecedor en franca invitación a quienes afuera permanecíamos, etc., hasta que la voz de Soraima, mi esposa, insistía en acudir a la mesa para la cena ya servida.
¿Cuánto tiempo estuve allí sentado en aquella cómoda mecedora que me ofrecía una estancia placentera? No tengo idea de ello.
Y esta inquietud fue tomando aires para subir a lo más profundo del pensamiento, hasta inferir que de nada serviría ignorar el caudal de energías que sostienen las letras, una ilustración, poema, historia, el cerrojo, la sonrisa petrificada, la montaña albergando cuanto pajarito quisiera visitarle… y cuando ya no pude más entré en razón para estimar el llamado a una impostergable cita con la degustación del alimento, para seguir soñando.
Y es que, en cada acto que realicemos está inmersa la vívida ilusión de volver a experimentar y sentir ese cuadro que el artista concibió sin haberlo compartido antes con alguien.
La creatividad es la esencia para observar con mayor nitidez cualquier escenario que sea capaz la imaginación de recrear. Y se presenta el dilema de sumergirnos en aquello, y por igual pensar que debe ser vivido a plenitud por cuanto no sabemos cuándo le volveremos a sentir.
La vida es esa secuencia de tener la capacidad de escudriñar a través de las letras, lo que el pintor pudo plasmar con su canto. Al convertir la urdimbre en algo posible de ejecutar y entrelazar las ideas hasta conformar el tejido que por antonomasia debería ser el contexto de lo que se pretende edificar.
Acciones que conllevan desde esa fotografía a vivir a plenitud lo que en los pensamientos también existen.
Un pensamiento por la diversidad de su naturaleza, siempre conlleva a materializaciones o por lo menos a idealizar posibles escenarios de realización.
Cuando hablamos del contexto, experimentamos sensaciones también dispersas. No es igual analizar a la naturaleza, por ejemplo, desde el ventanal del piso 113 de un mega edificio en Shanghái, que realizar el mismo ejercicio atravesando en pequeño barco de madera el Río Amazonas. Las fotografías corresponden a situaciones específicas de los contextos. En consecuencia, pretender realizar postales mentales como si se tratase de la misma experiencia, no es así.
Lo que nos lleva a pensar que vivir a plenitud, es vivir como si nada nos afectase, pero dejándonos sentir todo. Teniendo una percepción abierta y amplia de manera que se pueda nutrir de otras.
En la medida, que las miradas estén impregnadas de lo sensible, será posible comprender las posibilidades de experimentar los beneficios de la grandeza. Esa que está en los pensamientos para generar felicidades. Como demostración de lo bello e inmarcesible del ciudadano hasta valorar que su existencia tiene sentido fortaleciendo la dignidad en su quehacer. Estimulante de esplendor y encantos por los espacios de convivencia para Vivir a Plenitud.
Astudillo’s Group.