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FELICIDAD.

Jugando sobre el césped de una muy bien conservada área de juegos, observo la ternura que le obsequian a un niño las manos endulzadas con amor de quien asumo es su madre.

La manera sutil como desplaza sus dedos al limpiar el alimento que se desprende por los extremos de la boca, dan sensación de un arte muy bien concebido.

Observar la perfección en los elementos estructurales de la escultura “La Piedad” de Miguel Ángel Buonaroti, genera sentimientos y fuerzas que impactan a versados e interesados en el análisis del arte de esculpir sobre el mármol blanco de Carrara. Traduciendo desde lo bello y hermoso, expresión de alegría al alcanzar una majestuosa relación entre el escultor y la piedra, ante la búsqueda del artista por desvestir la roca hasta encontrar el tesoro allí guardado.

Igual nos ocurre al detallar la exquisita planificación estratégica para alcanzar las cúspides de las montañas más elevadas del Himalaya, dando pasos certeros y seguros hasta coronar el Monte Everest. Resguardando padecimientos al soportar condiciones climáticas extremas, para buscar expresiones de regocijo y altivez, como el impecable gesto de meter las manos petrificadas en las chamarras, en coincidencia con la bandera del país de origen. Para generar encuentros con la cultura, en manifestación de compartir metas alcanzadas y buscar en el abrazo con otros soñadores, el calor que contagia emociones al pisar la roca que luce inconquistable.

Desde estas tres fotografías tomadas por los pinceles en juego expresivo de las manos laboriosas del pintor queriendo llevar a su feligresía la oración, que tal vez nadie más le pueda ofrecer, observamos dimensiones valiosas al pasar de lo posible a lo imposible, como aquello que en el más hermoso gesto de dar y ofrendar, podamos concebir.

Lo poderoso en estas situaciones es lo sensible de la sonrisa expresada con devoción por la madre hacia el hijo y correspondida, del escultor hacia la roca en estrecha relación y del visionario hacia la cúspide, con mensajes sublimes de intercambio.

Madre, Artista y Visionario tienen en común la convicción de rozar el cielo con lo más delicado del extremo de sus dedos, manifestando una complacencia ilimitada, con algo tan excelso e iluminado que no se puede expresar en una palabra.

Inefable, representa aquello que queremos expresar y no se puede, por cuanto es un conjunto infinito de emociones que atraganta y enmudece los jeroglíficos, pero que en nada niega aquello que se materializa.

Inefable, entonces está en relación estrecha con la felicidad, entendida esta última como expresiones ilimitadas de emociones que se construyen desde los sentimientos y eventos considerados especiales. Además, de aquellas circunstancias que sin tener anotaciones, surgen como erupción volcánica y corren por lo corpóreo invadiendo el accionar.

Como en el caso de estar absortos, en modo OFF y el canto del turpial invade los pensamientos. Sin saber en cuál árbol está, nos apropiamos de ese encanto, y lo disfrutamos. Esa relación genera un alumbramiento que se traduce en bienestar para las células. Que se nutren de lo bello. Allí surge la luz que irradia la felicidad.

Queremos afirmar entonces que la felicidad está presente en los momentos de bien y que además la podemos cosechar cuando sembramos ilusiones. Concebidas como la capacidad que tenemos para transformar realidades.

¿Podemos entonces hablar de felicidad en situaciones de crisis?.

Por supuesto que la respuesta es afirmativa. Caso contrario, no tendría sentido mover cimientos para proceder al rescate de quienes respiran desde los escombros que sobre los cuerpos han caído.

¿De cuáles cuerpos hablamos?

Tal vez, las mejores respuestas las encontremos al revisar la historia del holocausto para entender y valorar los grandes aprendizajes que los judíos obtuvieron después de respirar aire contaminado a muerte, de sus propias muertes.

Sobre sus lágrimas edificaron sueños, y aún recorrido más de 80 años, se detienen a observar sus manos y fotografías para decidir reemplazarlas por otras con generaciones ahora presentes.

Cuando sobre Hiroshima y Nagasaki se produjo el lanzamiento de la bomba nuclear, el llanto y el dolor profundo cedió ante la determinación de la cultura Japonesa para sobreponerse, y representar hoy una sociedad de las más avanzadas en el contexto de naciones. Donde estudios recientes le ubican entre los más felices del planeta, consecuencia de mirar a la cúspide como algo posible de alcanzar.

Así también, desde la cara bonita de la luna, tenemos eventos muy originales en nuestras tierras. Que con tenacidad y convicciones sacamos adelante proyectos de estatura universal. Tomando nota principal en el pentagrama musical para hacer de la música, el oro en cuerdas y viento, al comunicar felicidad, primero a cada comunidad de manera tan ejemplar, hasta llegar a los escenarios de mayor prestigio internacional.

El Sistema de Orquestas de Venezuela ha resistido ante los embates de la perversidad de quienes usan la crisis para dominar y doblegar el intelecto y no han podido, ni podrán.

Gustavo Dudamel dejará la batuta en la Filarmónica de los Ángeles y se dirigirá a la Filarmónica de Nueva York como director musical y artístico al final de su contrato en 2026.

Ese mensaje de felicidad tiene repercusiones sobre nosotros al ser formado aquí en nuestros hogares. Y hay que destacarlo, como lo hicimos arriba con la madre, el escultor, el alpinista. Y tantos otros eventos que están en nuestros genes.

Allí está la respuesta al planteamiento formulado antes, al preguntar: ¿De cuáles cuerpos hablamos?

Hablamos de nosotros y no de otros. Como está identificado el sujeto, entonces es más fácil relacionarlo ahora con el objeto. Que en este caso, es esta podredumbre en la cual nos pretenden sumergir más.

El enemigo a vencer es la estética de la desesperanza que todo lo impregna desde las bajas pasiones, haciendo ver que todo está perdido, que nada podemos hacer, que todo esto que nos rodea no tiene remedio, siendo preferible el tournapull y arrasarlo todo. El daño antropológico visible y palpable, así como el interno, procura cegarnos, dejar sin aliento a las neuronas para que cunda el temor, miedo, angustia. Pero desde esas cenizas también aparecen la ira, la rabia, y entre ellas las fortalezas para indicar que en nosotros están las soluciones.

Como el ave fénix, aquí se antepone la ética de la esperanza para ganar fuerzas, energías y saberes, apareciendo la luz que emana de las convicciones de cada quien para recomponer los cuerpos y echar adelante los proyectos, acomodar las ideas para que el hogar de todos supere adversidades y aprender de los errores para buscar esencias en el camino, acompañados de caminantes, quienes al igual que nosotros, están convencidos de que las lecciones y los aprendizajes nos llevarán a niveles superiores de conciencia. Y eso genera felicidad.

De allí que la respuesta, está firme en nuestras convicciones para luchar por lo que nos pertenece y que nos han arrebatado.

La felicidad que ahora no vemos impregnada en las paredes, existió por la determinación de muchos aquí presentes. Y no es que volverá, sino que la reconstruiremos como en los casos citados.

En nuestras manos está pintar nuestros corazones con los más hermosos pinceles para darle belleza a lo que ahora luce deshilado. Desenmascaremos los rostros y retornarán las sonrisas por cuanto nos han quitado todo, menos la capacidad de erguirnos para sobreponer por encima de los cadáveres los sueños de esta juventud aquí presente. Que anhela con libertad para realizar sus proyectos de vida. Maravilloso tesoro en donde es posible anidar los pensamientos hacedores de felicidad.

Ambas expresiones de vida que se alternan en un ciclo de magias donde el hombre se encanta a sí mismo, con la intención de encantar a otros, como el velero que al partir mira en sus tablas el retorno con la candidez de sus movimientos.

Y como la Libertad es la esencia para alcanzar felicidad, considero que en este entorno, tenemos que concebir a la formación desde otras miradas, donde tiene sentido el encantamiento por encima de las desilusiones, la alegría por sobre la tristeza, el optimismo dejando a un lado del camino lo negativo, el diálogo en lugar del monólogo, los proyectos concertados en contraposición con las imposiciones, la luz ante la oscuridad…

Para que podamos sentir los cuerpos complacidos con lo que somos, y no mirar más cuerpos endebles consecuencia de una lucha fratricida empeñada en golpear todo vestigio de civilismo, tan extensamente soñado por cultores de la elegancia verbal, y al mismo tiempo impulsores del “Servilismo Voluntario” del cual nos habla desde hace más de 500 años Étienne de la Boétie.

Seamos felices y la clave está en volver a ser niños, para soñar y jugar.

 

Astudillo’s Group.

Autor: Eknow

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