EL TÍTULO DE MI VIDA.
EL TÍTULO DE MI VIDA
Por: Oraima Pernalete.
¡Hola! soy Oraima, tengo medio cupón de vida y busco como mi padre tenerlo lleno con 100 puntos… no sabía si escribir era buena idea, a pesar de que infinidad de veces y de personas me decían: “escribe para que liberes energía, para que sueltes, para que evoluciones”. Y en esos momentos siempre pensé: ¡wow que cliché esto, que fastidio! (aunque utilicé una frase más coloquial honestamente).
Hasta que el día 03 de julio, a las 10:45 pm, en el aeropuerto de Miami, me tocó despedirme de mis dos hijos y regresar a Venezuela… Sentí un vacío enorme, peor al que había vivido hace mas 25 años en la pérdida por cáncer de mi Madre. Siendo la hija menor de 6 hermanos y la consentida según ellos, me preguntaba ¿y ahora qué voy a hacer con esto que siento? ¿qué hago? ¿cómo lo gestiono? Mi voz interior me decía: tú sabes que esto iba a pasar tarde o temprano.
Nunca falta alguien que te diga “los hijos son prestados”, “son de la vida”. También los que te cuestionen y te digan: ¡peroooo buenoooo chica tú sí que estás loca viniendo a Venezuela y dejando a tus hijos allá, sabiendo cómo está la vaina y el montón de rollos que hay!… Otros, ¡chama todoooo el mundo quiere estar con sus hijos y tú te vienes entrando legal al país! Algunos, un tanto más indiscretos, me decían: te deportaron, entraste ilegal y sin papeles. Así que nadie, absolutamente nadie, me PREGUNTÓ CÓMO TE SIENTES, que te hizo tomar esa decisión de regresar.
Y en esa búsqueda del título de mi Vida, si es que eso existe, he aprendido que a veces necesitas estar solo para conocerte. Siempre fui la mamá de, siempre estuve para, y sólo ahora tengo un ápice de quién soy, qué busco, qué quiero y qué no. Ese vacío no era por temor a la soledad, de hecho la disfruto (espero no ser mala mamá por decirlo), sino a encontrarme realmente conmigo. Estuve casada y no estuve acompañada, tal vez no tenía la madurez para esa decisión y le hice caso al patrón gradúate, ten un buen trabajo y cásate, qué más vas a esperar.
La vida me ha enseñado que está bien no hacer lo que la mayoría hace, que esta super bien ignorar o no dar explicaciones si no te provoca (y no es mala educación), que toda separación causa vacío y debo permitirme sentirla. Y no es señal de victima para que las personas te digan pobrecita, quedó sola… la vida me ha enseñado que TENGO ESO, UNA VIDA y es sólo mía.